Intolerancia primaria a la lactosa

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La actividad de la enzima encargada de digerir el azúcar de la leche, la lactasa, está genéticamente determinada. La actividad de esta enzima presenta un típico patrón durante la vida de los mamíferos. Así, la actividad lactasa es máxima desde el momento del nacimiento hasta el destete y luego comienza a declinar.


Se trata de una enzima biológicamente “pensada” para poder utilizar durante el período de lactancia el azúcar mayoritario en la leche humana, la lactosa. Sin embargo, en muchas poblaciones en las que el consumo de lácteos ha sido muy elevado a lo largo de la vida durante generaciones, la actividad de esta enzima se ha mantenido y son capaces de digerir y absorber con eficacia la lactosa durante toda la vida. Tanto la persistencia de la actividad lactasa, es decir el mantenimiento de la actividad de la enzima en la edad adulta, como la hipolactasia primaria, la disminución de la actividad de la enzima en el intestino, están genéticamente determinadas y su prevalencia varía en distintas poblaciones.


La intolerancia primaria a la lactosa es la respuesta sintomática al consumo de lactosa en individuos con hipolactasia primaria, en la cual existe un déficit de enzima lactasa que conduce a una incapacidad por parte del intestino delgado para digerirla. La sintomatología es de diferente consideración e intensidad, desde las flatulencias hasta las diarreas y los dolores abdominales. En general, la recomendación en estos casos es la de consumir leche sin lactosa o derivados lácteos que o bien ayuden en la digestión de la lactosa, como los yogures, o bien contengan muy poca lactosa como los quesos.


Referencias


Hernández Rodríguez M. Alimentación Infantil. Ed. Díaz de Santos, 3ª edición, Madrid, 2001.

Bueno M, Sarría A, Pérez-Gonnzález JM. Nutrición en pediatría. Ed Ergón, 2ª edición, 2003.